– Leyendo el prólogo de ‘Cervantes’ estoy – Tic-tac.
– Los ruidos se enfatizan – Cri-cri-cri.
– Y el leve toque a la ventana se magnimiza – Toc-toc.
– O ¿Es la voz del poeta muerto quien irrumpe mi morada? – TOC-TOC.
– O sólo es el aire que choca en el cristal – TOC-TOC-TOC.
Me acerco a la ventana, el ruido no proviene de afuera… son las persianas danzantes que vuelan y aterrizan (por lo que será bueno cerrar las ventilas aunque afuera no haya brisa) con la gracia de un cuervo en la habitación ¡Oh Poe! ¿Qué habrías escrito de haber vivido (nacido) en esta época? ¿Y tu Cervantes? De nuevo tu libro luce en el abandono de mi razón (pesar).
– TOC-TOC-TOC!!!
Otra vez el ruido me acecha, al menos estas ligerezas distraen mi mente del dolor… La Luna contra el vidrio, en su basta soledad todo lo alumbra, tal vez fue ella quién tocó para hacerme compañía, para unir las “soledades”. ¡Oh pálida Dama que mi ingratitud tiene en espera! Descorro las persianas para sentir el roce de su blanca mano y saludarnos, dejarla pasar.
– La persiana es recorrida – Ri-ri-ri.
¡Vaya! Es hermoso descubrir en lo que se ha convertido la velada, mi enrojecido brazo ha de reclamarme los pellizcos y mis cristalinos ojos nocturnos, recién frotados, no me habrán de desmentir que esta noche será corta y amena, pues en el cuadro de la calle a mi ventana, de mi cuarto y de mi cara se encuentran El Quijote y Don Miguel… No me pregunten cómo lo sé.
P.D. Lo que hace la enfermedad!! que alucines un buen >_<