Escribirte por ejemplo: "Nuestras noches están intactas,
y tiritan, amarillos, tus besos en mi cuerpo".
El recuerdo de esas noches gira en tu mente y se jacta.
Puedo escribirte los versos más cínicos esta y todas las noches.
Nunca te quise y a veces tu tampoco me querías.
En noches como esta te tuve como esclavo.
Te usé tantas veces hasta el infinito.
Otro me quiso,
a veces yo fingía que te quería.
Cómo no haber amado tus grandes ojos perrunos.
Puedo escribirte a ti y a él los versos más cínicos esta noche.
Piensas que ya no me tienes. Sientes que me has perdido.
Oyes la noche immensa, más inmensa sin mi presencia.
Y este verso se hecha al agua como pato al estanquillo.
Qué importa, mi amor, si no te place guardarla.
La noche está embriagada y yo no estoy contigo.
Eso sería todo. A lo lejos tú adolorido cantas. A lo lejos.
Tu alma no se contenta con haberme perdido.
Como para cercarme mi mirada buscas.
Tu corazón me busca, lo sé, pero ya no pienso volver contigo.
Ni que otra noche ni que ocho cuartos.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Yo no te quiero, es cierto, que nunca te quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar otro oído.
De otro. Era de otro. Aun durante tus besos.
Tu voz, tu claro cuerpo. Tus ojos perrunos infinitos.
Yo no te quiero, es cierto, pero tal vez a él si lo quise.
Es taaaan corto tu desamor, y tan largo su olvido.
Porque en noches como ésta que me tuviste entre tus brazos,
mi alma no se contentaba con haberle perdido.
Aunque fuera éste el último dolor que él me causara,
y éstos fueran los últimos versos que yo a ti te escribo.