Compararte con una sinfonía
donde la melodía de tu voz
dé inicio a mi primavera,
donde la belleza de tus ojos florezca
en mí
cientos de emociones.
Tu sonrisa,
la lluvia
que refresca mi calor;
tus brazos,
el otoño
en el que quiero consumir mi estío;
tu boca,
el invierno
en el que quiero morir,
unidos nuestros cuerpos,
suave,
dulce,
intempestivamente,
para volver a nacer
al concluir la cuarta estación…